NUESTRA CASA EN EL BOSQUE

21.50


La historia de una familia que huye a lo más profundo del bosque para comenzar una nueva vida.

La historia de una familia que huye a lo más profundo del bosque para comenzar una nueva vida.

Andrea Hejlskov no está satisfecha con su vida cotidiana. Ni ella ni Jeppe, su marido, encuentran sentido a su existencia: el trabajo ya no les motiva, sus hijos pasan todo el tiempo delante del ordenador y apenas existe verdadera comunicación en la familia. «La mayor traición que puede uno cometer consigo mismo es darse cuenta de que algo no funciona, y no hacer nada para remediarlo», dice Jeppe una noche. Con esa premisa, deciden abandonarlo todo y escapar a lo más profundo de un bosque en Suecia —lejos del consumismo y los convencionalismos de la sociedad moderna— para vivir una vida más auténtica, ser autosuficientes y reaprender tareas esenciales como cortar leña, encender un fuego, lavar la ropa en el río o construir su propia cabaña de troncos.

Con una sinceridad fuera de lo común, la autora danesa Andrea Hejlskov relata en primera persona cómo tomó la decisión radical y descabellada de huir a la Naturaleza, también hacia lo incierto, y todo lo que ocurrió después.

Comenzar una nueva vida, más sencilla y en plena Naturaleza, es el sueño de muchos que Andrea Hejlskov y su familia se atrevieron a convertir en realidad.

Ficha técnica

  • Páginas: 320
  • ISBN: 978-84-947471-9-9
  • Traducción: Ilana Marx.
  • Dimensiones: 14 x 21 cm.
  • Formato: rústica con solapas.
  • Número: 8

Prensa

  • ZENDA > De bosques y tribus: Nuestra casa en el bosque, de Andrea Hejlskov [10 JULIO 2019]
  • EL PLURAL > El estrés de vivir en el bosque [8 ENERO 2019]
  • LA VOZ DE GALICIA > El regreso a la tierra [7 ENERO 2019]
  • EL ASOMBRARIO > Manual práctico para vivir (o no) en lo más profundo del bosque [5 ENERO 2019]
  • MÁS LEER > ¿Lo dejarías todo para marcharte al bosque? [3 DICIEMBRE 2018]
Categoría:

Description

Me imaginaba envolviendo mi cuerpo sin vida en una alfombra oriental muy cara. Lanzaba la alfombra con un movimiento suave por encima de la pared metálica del contenedor. Al caer, producía un ruido indefinible. No como las bolsas de plástico negro, que crujían. Miré hacia donde estaba mi yo, allí abajo. La figura de Andrea estaba en el contenedor, desperdigada entre viejas tuberías, cajas de cartón, cintas de casete y muebles rotos. La figura de Andrea se había roto en mil pedazos.