NADIE CON LOS TERNEROS

21.00


Una suerte de duro antiidilio rural que destruye la imagen romántica de la vida en el campo.

Una suerte de duro antiidilio rural que destruye la imagen romántica de la vida en el campo.

Christin, una joven de veinticinco años, vive con su novio, Jan, que trabaja y administra una explotación ganadera junto a su padre en una pequeña localidad del norte de Alemania, cerca del antiguo Muro. Mientras que la vaquería lo es todo para Jan, el sueño de Christin es vivir en una gran ciudad, vestir zapatos de tacón y tener un trabajo de oficina. Un sueño al que debe renunciar por su dependencia emocional y financiera. Para huir del trabajo y ganar su propio espacio, Christin recurre a la mentira ocasional y a las escapadas con un ingeniero de una empresa de mantenimiento mayor que ella.

Alina Herbing construye en su opera prima una suerte de duro antiidilio rural donde muestra la desesperanza, la violencia y la tristeza que impregnan un lugar y una juventud sin futuro. Un relato implacable, seco y realista en el que la tensión narrativa se sustenta, precisamente, en lo que no está dicho.

Nada de nostalgia campestre ni de idilio rural: en su primera novela, Nadie con los terneros, Alina Herbing destruye despiadadamente la imagen romántica de la vida en el campo.

SÜDDEUTSCHE ZEITUNG

Ficha técnica

  • Páginas: 256
  • ISBN: 978-84-947471-5-1
  • Traducción: Claudia Toda Castán.
  • Dimensiones: 14 x 21 cm.
  • Formato: rústica con solapas.
  • Número: 10

Prensa

  • ANIKA ENTRE LIBROS > Nadie con los terneros [9 JULIO 2019]
  • LETRAS EN VENA > Nadie con los terneros, de Alina Herbing [15 ABRIL 2019]
  • ESTADO CRÍTICO > Por el camino de baldosas destrozadas [12 ABRIL 2019]
  • LE COOL MADRID > Nadie con los terneros, by Alina Herbing [11 ABRIL 2019]
Categoría:

Description

Unas cuantas moscas se posan en los ojos del ternero y le recorren la boca. La vaca lo empuja otra vez y las espanta, pero enseguida vuelven y por un momento pienso en meterme en una de las chozas y quedarme ahí tirada hasta que los hierbajos me crezcan por encima. Justo entonces las vacas del bebedero se echan a un lado y Jan aparece entre ellas por la pradera. Guardo el móvil.