LA CASA MÁS LEJANA

19.50


Una evocación inigualable del espíritu de un lugar y el atractivo perdurable de la naturaleza.

Una evocación inigualable del espíritu de un lugar y el atractivo perdurable de la naturaleza.

En 1925, Henry Beston construyó una pequeña casa sobre las dunas de la playa de Cape Cod, en Massachusetts, a la que bautizó como Fo’castle (castillo de proa) porque, al igual que en un barco, desde su amplio ventanal podía contemplar el vasto océano. En 1926, y aunque había pensado pasar allí únicamente dos semanas, Beston permaneció todo un año para capturar con palabras la naturaleza y la misteriosa belleza de aquel paisaje: las migraciones de las aves marinas, los ritmos de la marea, las dunas arrastradas por el viento y la inmensidad del cielo estrellado.

La casa más lejana (1928), considerado como un clásico de la literatura norteamericana sobre la naturaleza, es la crónica de aquel año en soledad cuyo propósito anotó Beston en su diario: «La Naturaleza, ese es mi país. La obra: celebrar, revelar el misterio, la belleza y la mística de la Naturaleza, del Mundo Visible. Ligar este sentimiento a mi nombre».

Este libro es, en cierto sentido, una continuación de Cape Cod (1865) de Henry David Thoreau y, en palabras de Rachel Carson, el único libro que influyó en su escritura.

  

Ficha técnica

  • Páginas: 160
  • ISBN: 978-84-949934-2-8
  • Traducción: Inés Clavero e Irene Oliva.
  • Dimensiones: 14 x 21 cm.
  • Formato: rústica con solapas.
  • Número: 15

Prensa

  • ABC Cultural > Nada somos sin la naturaleza [1 FEBRERO 2020]
  • DIAGNÓSTICO CULTURA > La noche inunda Cape Cod [26 ENERO 2020]
  • TAN ALTO EL SILENCIO > La casa más lejana [3 ENERO 2020]
Categoría:

Description

Durante el invierno, el mundo de las dunas y la gran playa fue todo mío, y viví en Fo’castle tan tranquilo como Crusoe en su isla. El hombre desapareció del mundo de la naturaleza que yo habitaba, como si él fuese, también, un tipo de ave migratoria. Es cierto que divisaba las casas de Eastham en las alturas al otro lado de la marisma, así como los buques de paso o las barcas pesqueras, pero aquello era obra del hombre, más que el hombre en sí.