Description

No recuerdo la última vez que pasé un día entero sin hacer nada. Cuando se vive de esta forma, pasarse un día vagueando en la cama casi te puede costar la vida. No existe ninguna de las comodidades –grifos que abrir, botones que apretar, calefacción que programar, cafeterías a las que ir o interruptores que pulsar– que te permiten tener todo un día de relax. Siempre hay algo. Siempre.
La parte buena es que la mayoría de los días me siento absolutamente vivo.