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VOLCANO Libros, que durante el último año ha sido, efectivamente, un proyecto editorial en fase de desarrollo, se convertirá a comienzos de este otoño en una editorial de hecho y de derecho. De esta manera, cruzando los dedos, este editor que les escribe se lanza a la «piscina editorial» (que dice otro amigo editor) para navegar en las procelosas aguas de un sector que no es precisamente un ejemplo de crecimiento. «Sobran libros y faltan lectores» es el mantra que se repite machaconamente. Pero… ¿quién dijo miedo?

La naturaleza es el hilo con el que irán cosidos todos los libros de VOLCANO

VOLCANO es, por supuesto, una «editorial independiente». ¿De qué otro modo iba ser? Independiente porque no depende de nadie sino exclusivamente del acierto de su editor y el beneplácito de sus lectores, que son soberanos. Bueno, y también del banco y de las ventas. Tampoco es exactamente una editorial sino una «microeditorial», como alguien lo define cuando en la empresa trabajan menos de siete trabajadores en plantilla… «¡Pero si yo estoy solo!», exclama el mismo editor que les escribe. Eso sí, solo pero acompañado por un pequeño grupo de excelentes profesionales, y cargado con algunas ideas y mucha ilusión. ¿Una «editorial de nicho»? No estoy seguro; los nichos son para los cementerios y no me dan buena espina. Una editorial, sí, que tiene en la naturaleza su línea argumental, el hilo con el que irán cosidos todos sus libros; donde –como en el Arca de Noé–, cabrán muchas «especies» diferentes.

Lo natural es leer

Y por contestar a la pregunta antes de que alguien la formule, les diré que no tengo antecedentes familiares en el sector, que no he trabajado nunca antes en ninguna editorial, que no he escrito ningún libro y que tampoco he sido librero. Soy, únicamente, un lector aficionado que siempre ha disfrutado de los libros y con los libros. Si ahora abrazo el oficio de editor es por aprender y trabajar haciendo lo que me gusta: libros bellos, por dentro y por fuera.

Y todos ustedes: lectores y no lectores, señoras y señores, libreros, editores, periodistas, traductores y correctores, curiosos, jóvenes y mayores… sean bienvenidos. Igual que sus comentarios. Confío en colaborar con algunos y ayudar a otros –en esta época de multitud de entretenimientos de pantalla–, a pasar buenos momentos con los libros de VOLCANO; porque, de verdad, «lo natural es leer».